domingo, 20 de febrero de 2011

EL CÍRCULO FAMILIAR

LA VICTIMA
EL PADRE
JULIAN
EL HIJO DE DOÑA MATILDE
EL CURA
LA MADRE
EL MARIDO
EL HIJO JULIAN
ADELINA
COMISARIO
EL NOVIO DE ADELINA
EL MEDICO
En medio del escenario, un círculo de luz.  Desde las sombras, una mujer camina hacia la luz.  Se la ve muy delgada y ojerosa, es una moribunda.  Rápidamente el espectador ve que esta mujer está en el centro de una tela de araña gigante que desborda el escenario.  Los personajes que van a ir apareciendo son como arañas que se desplazan hacia el centro para devorar a su víctima.  Sin embargo, y esto es fundamental, es importante que el espectador tenga claro que cada uno de estos victimarios es, a su vez, el centro de una  tela de araña, la víctima de otros victimarios.  A medida que avanza la acción los personajes se van enredando cada vez más en la tela de araña, y quedan finalmente amarrados como si tuvieran camisas de fuerza.  Al final, la imagen debería ser la de un escenario poblado de gente derrotada, desquiciada.

LA VICTIMA 
(Con voz muy tenue, en algunos casos le habla directamente a la audiencia.) Debería haberme quedado en la cama.  Pero este infeliz va a venir y si no tiene la comida servida va a  empezar a gritar otra vez.  Ya lo sé... ¿Para qué provocar una discusión si, finalmente, ya sé que va a hacer un escándalo?  Siempre con la misma cantilena, que él trabaja, que trae la comida, que gracias a él los chicos van a la escuela, que por su trabajo yo tengo la suerte, fíjense Uds. ¡la suerte! (son palabras textuales de mi marido) de tener las pastillas para...bueno, él dice, para vivir un poco más...o a veces le gusta decir lo que dice el doctor, "para tener una mejor calidad de vida".  Pero ya estoy tan débil, me siento como si el aire pesara, como si hubiera una membrana cada día más gruesa que me impidiera respirar.  ¡Calidad de vida!  Eso hubiera querido tener siempre, no ahora cuando...  Pero no, no es de ahora, es una sensación que creo que tuve siempre, ese presentimiento de que me voy a morir asfixiada.  Creo que desde chiquita, al menos, me parece, desde aquella vez que mi padre me dijo...

EL PADRE 
(En otro círculo pequeño, desplazado, excéntrico. Conversando con un amigo frente a una mesa con botellas de cerveza.  La Víctima responde, con voz de niña, desde su círculo central, pero los hombres hacen como que ella está presente.) Vení, m'hijita, vení.  Dale un abrazo al compadre Julián.  ¿Cómo quiero que le digas?

LA VICTIMA
 Tío Julián, tío Julián.

EL PADRE 
Así me gusta, que sea bien obediente.  Las niñas deben ser obedientes, deben portarse bien.
 
JULIAN
¿Y Ud., mocosa, se porta bien en el colegio?  A ver, venga, siéntese aquí y cuéntele la verdad al tío Julián... (Como si la niña estuviera sentada en la falda de Julián.)

LA VICTIMA 
(Con voz de adulta.) Siempre aprovechaba cualquier ocasión para sentarme en su falda.  Le gustaba acariciarme y a mí me gustaba.  Pero eso cuando era niña.  Ya después no... Cuando me puse un poco grandecita, el tío Julián me seguía tratando como a una niña, y mi papá insistía en que tenía que ser obediente...  Me  fui alejando cada vez más, me hice desobediente, cuando el tío Julián me empezaba a tocar mis tetitas, y me besaba el cuello diciéndome...

JULIAN 
¡Esta es mi sobrina preferida!

EL PADRE 
Me hubiera gustado tener un machito, pero, bueno, habrá que esperar a que ésta (Señala a su hijita.) tenga críos...

LA VICTIMA 
(Como ahogada, sintiendo el manoseo de Julián.) Sí, tío, voy a tener muchos niños, todos varoncitos, todos varoncitos...

EL PADRE 
No, m'hijta, algunas hembritas también, si no, la cosa se va a poner muy peligrosa... ¿Con qué van a entretenerse los muchachos del barrio...? (Julián y el Padre se ríen a carcajadas.)

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) Esa fue la primera vez que... debí haberme dado cuenta...

JULIAN 
(Siguiendo la algarabía.) Si no paren mujercitas vamos a tener que ir a divertirnos con el hijo de Doña Matilde...

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) El hijo de Doña Matilde (Se enciende un círculo donde se ve un muchacho triste.) era siempre el hazmereír del barrio.  Tardé muchos años en darme cuenta...  Casi nunca se lo veía en la calle, y menos después que su madre murió.  Mi tío Julián lo visitaba siempre...

EL HIJO DE DOÑA MATILDE 
Me visitó hasta que se murió.  Cuando era joven venía de vez en cuando, borracho o caliente, a la madrugada.  Cuando se empezó a poner más viejo ya venía regularmente, los martes a la noche y los sábados a la hora de la siesta.  Le gustaba que le hiciera la comida y a veces hasta dejaba ropa para lavar.  Mi madre le lavó mucha ropa y el cabrón ni siquiera vino a su entierro.  Se la pasaba hablando de su compadre...

LA VICTIMA 
Yo debía haberme dado cuenta desde entonces...  Pero una es tan ciega. Todo está tan preparadito para que una ni se entere.  ¡Hasta el cura se hacía el distraído!

EL CURA 
(En otro círculo cualquiera, desplazado, se ve al cura conversando con la víctima, que permanece en el círculo central.)  Mañana te casas, m'hija, y debes prepararte.  Una mujer casada tiene muchas obligaciones, especialmente con su marido y después con sus hijos.  No es una tarea fácil.  Aprende de tu madre, que es una santa.

LA MADRE 
(En otro círculo.) ¡Ay, m'hijita!  Ahora vas a ver lo que es sufrir.  Debiste haberme hecho caso.

LA VICTIMA 
(Con voz juvenil.) ¡No empecés otra vez, mamá!  Yo lo  quiero y no me importa.  Si vos no te llevaste bien con papá es culpa tuya.  (Con voz tenue de adulta, al público)  ¡Dios mío, eso le dije! "¡Por culpa tuya!"  

LA MADRE 
¡Ay, nena!  Algún día lo vas a entender...  Tu padre...

LA VICTIMA 
(Voz juvenil.) No empieces, mamá, con lo mismo...  Parece como si papá fuera un ogro.  No te falta de nada, te tuvo siempre como una reina, nos tuvo siempre como reinas...  Trabajó siempre como un burro para darnos todo.  

LA MADRE  
Te hubieras acordado de eso cuando te metiste en la cama con ese tarambana...

LA VICTIMA 
Lo hice por amor, y papá con el tiempo lo va a entender...

LA MADRE 
Tu padre tenía otros planes para vos...

LA VICTIMA  
Eduardo es un buen chico, me trata bien, es tierno, dócil...

LA MADRE 
Hasta que te embaraza...

LA VICTIMA 
¡Mamá, basta!  ¡Parece como si a todas las mujeres les fuera a pasar lo mismo que a vos!  Gracias a papá, sí, gracias a papá pudiste salirte de la casa del abuelo...

LA MADRE:  
No empieces con eso, dejá a tu abuelo en paz. ¡Qué Dios lo tenga en su gloria!

LA VICTIMA 
Si el abuelo te hubiera dejado salir, si te hubiera dado un poco de libertad, hubieras conocido otros muchachos, tu historia hubiera sido distinta...

LA MADRE
Me casé tan embarazada como te vas a casar vos, y eso que tu padre te dejaba ir a los bailes.  Gracias a mí, siempre, pudiste salirte con la tuya.  ¡Nunca vas a saber lo que me costó convencerlo de que te dejara ir al secundario!

EL PADRE 
(Dialoga con la madre, pero sería conveniente que estuvieran en círculos opuestos en el escenario.)  ¿A la escuela? ¿Para qué?  Para que termine como todas esas otras.  ¡Putitas!  A eso van a la escuela, a refregarse con los...

LA MADRE 
(Comprensiva.) ¡Viejo, por favor!  Las chicas necesitan estudiar, hacerse un porvenir, en estos tiempos...

EL PADRE 
En estos tiempos lo único que quieren es andar de joda.  Y si no mirá a la hija de la vecina.  Lo único que hace es andar pintándose las uñas y la jeta como una puta... Cualquier día le hacen el bombo, vas a ver.  Y no, nada de escuela, lo que tiene que aprender lo puede aprender acá.  Con que sepa coser y cocinar ya es suficiente.  Lo importante es que conozca un chico de buena familia y que se case bien, un tipo trabajador que no le haga faltar nada...

LA MADRE 
(En una rebeldía furtiva.) Sí, si fuera por vos, hasta marido le buscabas...  Serías capaz hasta de...

EL PADRE 
Sí, sería capaz.  Si Julián fuera más joven...

LA MADRE 
Sería bueno que le recordaras a tu compadre que nuestra hija ya no es una niñita para andar cargándola en la falda y...

LA VICTIMA 
(Con voz juvenil.) ¡Basta, mamá!  ¡Papá siempre me apoyó con la escuela!  Y también me va a apoyar con mi novio...

LA MADRE  
Tu novio te va a apoyar hasta el momento que firmes en el registro civil...  ¡Vamos a ver cuánto le dura la comprensión!  (Cambiando el tono.) Hija, yo quiero pedirte una cosa.

LA VICTIMA 
(Con resignación.) Sí, mamá.


LA MADRE 
Prometeme que vas a terminar el secundario.  Una nunca sabe, ¡en estos tiempos!

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) Se lo prometí, pero no pude cumplir.  No sé, tal vez yo haya tenido la culpa.  Cuando estaba ya de ocho meses no podía ni caminar.  Los vómitos y las náuseas de los primeros meses no me daban ni tiempo para estudiar.  Mi marido tenía razón, lo único que iba a lograr era perjudicar al bebé...  

EL MARIDO 
(Desde otro círculo.) Mirá, lo mejor es que te quedés en casa y te cuidés.  Si te aburrís, mirá la tele y hacé algo rico para cenar...

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) Al principio era cariñoso, y hasta tierno...

EL MARIDO 
Che, ¿me planchaste la camisa azul?

LA VICTIMA 
Con el tiempo, se fue poniendo más...cómo decirlo...más exigente...más huraño...

EL MARIDO 
Cociná algo, vieja, que esta noche hay partido y voy a venir con los muchachos...

LA VICTIMA 
Y yo cocinaba.  Trataba de hacerlo quedar bien... 

EL CURA 
Así me gusta... Tienes que aguantarlo un poquito... Trabaja todo el día, alguna distracción tiene que tener, ¿no?  ¿O que querés, que se vaya por ahí, por los bares, hasta que encuentre  otra que le cocine?   No, m'hija, tienes que ceder...La mujer tiene que ceder... Mira a tu madre, es un ejemplo...  Siempre estuvo al pie del cañon...

EL PADRE 
Che, vieja, el Julián anda medio jodido, a ver si le preparás un caldito...  Haceme el favor, también, lavale esa ropa que dejó ayer, que el pobre anda como alma en pena desde que se le murió la madre...

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) ¿Cómo yo no me daba cuenta?  ¿Cómo mi madre no se daba cuenta?

LA MADRE  
A mí me hubiera gustado preguntarle por qué no le llevaba la ropa al hijo de Doña Matilde... ¡Degenerados!

EL HIJO DE DOÑA MATILDE
A mí no me disgustaba lavarle la ropa.   Lo que me molestaba era que se hiciera el marido...

JULIAN 
(Desde otro círculo.) ¡A mí me vas a respetar, puto de mierda! (Lo golpea y el otro, desde su círculo, recibe los golpes)  Ya te voy a dar a vos andar jodiendo con ese turro.  

LA VICTIMA 
(Como si estuviera ante una visión esclarecedora.)  Mentira, mentira.  (Le habla al Hijo de Doña Matilde.)  Lo que te gustaba era que se hiciera el marido...  ¡Eso te gustaba!  Y a él también...  ¡Cómo no me daba cuenta!

EL HIJO DE DOÑA MATILDE 
No sé.  A lo mejor tenés razón, pero... Al principio me gustaba, me hacía sentir mujer cuando se ponía celoso, como loco... Tu padre...

LA VICTIMA 
(Sorprendida.)  ¡Mi padre, qué!

EL HIJO DE DOÑA MATILDE
No, no te asustés, chiquita, con tu viejo no pasó nada.  Pero a veces venían a tomar a casa.  Primero se divertían mirando el partido y, mientras tanto, se les iba subiendo el vinito a la cabeza.  Para tu padre lo único que importaba era Julián.  Y Julián siempre hacía lo que tu viejo le decía.  Eran una  pareja perfecta.  Y el día que se me dio por decirles...

EL PADRE 
Pero este puto que se cree.  ¡Fajalo, Julián, fajalo!  (Se ve al Hijo de Doña Matilde recibiendo los golpes.) ¡A ver si así  se deja de hablar pavadas!  

EL HIJO DE DOÑA MATILDE  
Y ese día me dejó fatal.  Yo creo que empecé a odiarlo desde aquél día.  Cuando tu viejo se fue, Julián  estaba muy borracho.  Pero me pidió perdón, se puso muy cariñoso, y hasta me convenció de que, cuando lo viera a tu viejo, le pidiera disculpas.

LA VICTIMA 
Una siempre tiene que ser dócil, educada.  (Al cura.) ¿No es cierto, padre?

EL CURA 
Sí, m'hijita.  La mujer debe ser la paz de la casa.

LA VICTIMA 
(Con voz de adulta.)  ¡La paz de la casa!  ¡El silencio, la cueva de los secretos, el aguante eterno de las mentiras y de las humillaciones!  ¡Callada, sumisa, cuanto más ausente, mejor!  

EL MARIDO 
"Me gusta cuando callas,
            porque estás como ausente..."

LA VICTIMA 
¡Hijo de puta!  Me decía eso después de coger, siempre, siempre después de coger...  Y después se dormía...  Y yo tan contenta, cuando éramos novios, de tener a alguien tan dulce, tan lírico...  Pero con el tiempo los versitos se me fueron haciendo como piedra, algo pesado, metálico, mineral, qué se yo, insoportable.  Hasta me lo dijo después de violarme...

EL MARIDO 
¡Pero vos estás loca, si sos mi mujer!  ¿Dónde se ha visto que un marido viole a su mujer!  

LA VICTIMA 
(Con voz juvenil.) Es que hoy no quiero te dije, deberías respetarme...No quiero y no puedo, no quiero quedar embarazada otra vez, si al menos te pusieras un condón...

EL MARIDO  
¡Pero vos estás desquiciada! ¡Lo único que me faltaba, coger a mi mujer con forro!


LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) Si hubiera logrado convencerlo, seguramente hoy todo sería distinto...

EL MARIDO 
(Desde su círculo, como si estuviera forzándola en la cama.  La Víctima actúa como si estuviera con él.) ¡A mí no me vas a venir con ésas, guacha de mierda!  ¡Vení, vení, bien que te gusta, putita!  ¿Qué andás buscando, que me vaya a buscar una mina por ahí?  ¿O querés que haga como tu viejo o tu tío, y me busque un puto?  (Llegando al orgasmo.) ¿Eso querés, eso?  ¿Que me busque un puto?

LA VICTIMA 
(Con voz adulta, al público.) Así fue como quedé embarazada tres veces.  ¡Claro, la primera vez me pareció distinto, pero pensándolo bien, ahora no veo la diferencia! Primero nació Pedro.

EL PADRE 
¡Esa es mi hija!  ¡Un machito, me dio un machito!  (A La Madre.) ¡Che, vieja, aprendé de tu hija!  ¡Un machito!  ¡Mirá, Julián, mirá la pija que tiene!  ¡Este se las va a coger a todas!

LA MADRE 
(Como para sí misma, al público.) Sí, hasta el hijo de Doña Matilde.

EL HIJO DE DOÑA MATILDE 
(A la Madre y buscando la complicidad del  público.) ¡Desagradecida!

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) Y después nacieron Adelina y Julián.

EL PADRE 
(A La Víctima.) A éste me le vas a poner el nombre de tu tío.  No me vayas a fallar.

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) ¡Y se llamó Julián, claro!  Y fue el  preferido de mi padre, el mimado, el más mimoso, como la niña de sus ojos.

EL HIJO JULIAN 
¡Mamá, el abuelo quiere que lo acompañe al hospital!  Yo no puedo hoy, tengo que ensayar con la banda.

LA VICTIMA 
(A Adelina.) Adelina, haceme el favor de...

ADELINA 
No, vieja, no me jodas.  Yo tengo muchas cosas que hacer.  Andá vos, o que vaya Pedro.

LA VICTIMA  
(Con voz adulta.) Y Pedro iba.  Pedro, siempre Pedro, el más solidario, con su infinita compasión.  Si Pedro viviera hoy todo sería distinto.  Lo mataron por bueno, por...

COMISARIO 
(Desde un círculo.) Lo matamos por subversivo.  Ahí tiene, señora, eso es lo que se logra con una educación tan blanda.  Para educar hijos hay que tener mano dura.  Si no, salen putos, terroristas, degenerados.

EL PADRE 
(Con voz de viejo.) ¿Oíste? Lo mataron por meterse en lo que no le importaba.  Lo mataron por terrorista, por subversivo...

LA VICTIMA 
(Con voz adulta.) ¡Callate, papá, por favor!  ¡Vos no entendés nada!  

EL MARIDO 
(A La Víctima.) La culpa la tenés vos.  Le diste todos los gustos, lo consentiste.  ¡Yo le iba a dar meterse en política!  ¡Ahí ves los resultados!  

LA VICTIMA 
Para mi marido el cadáver de su hijo era eso: "los resultados".  Después de la muerte de Pedro todo se mi hizo insufrible.

ADELINA 
Mamá, ¿dónde carajo me pusiste la pollera amarilla?

EL HIJO JULIAN 
(Cariñoso, falsamente halagador.) Vieja, cocinate algo esta noche que venimos a estudiar acá.

LA VICTIMA 
Nena,si salís con todos ésos, cuidate.  Y no vengas tarde...

ADELINA 
¡Basta, mamá!  No empecés otra vez con eso.  Vos pensás que lo único que le importa a los tipos es coger.  Y no me hagás hablar.  Porque yo sé bien que te casaste embarazada, así que no sos ningún ejemplo.

LA VICTIMA 
Y vos vas por el mismo camino.

ADELINA 
Te equivocás.  Yo me hago un aborto y listo.

EL CURA 
¡Aborto, aborto no!  Lo prohíbe la Iglesia.  No dejes que tu hija se haga un aborto, no lo permitas.

LA VICTIMA 
Lo cierto es que a mí ya no me importaba lo que hiciera Adelina.  Con aborto o sin aborto, su vida no iba a ser muy diferente de la mía.  

EL NOVIO DE ADELINA 
"Me gustas cuando callas,
porque estás como ausente..."

ADELINA 
Mi novio no es como los tipos de antes, mamá.  Es sensible, me lee poesías...

LA VICTIMA 
Yo ya estaba como harta de todo.  No sé cuándo fue que me empecé a sentir muy cansada.   Después que murió Pedro, mi marido deambulaba por ahí.  Decía que yo no lo atendía...

EL MARIDO 
(Furioso, desafiante.) Sí, lo mejor sería que aprendieras de la vecinita.  Esa sí que me hace sentir bien vivo, bien macho...

LA VICTIMA
Hubo varias vecinitas, pero a mí ya no me importaba, con tal que me dejara en paz.  Hacían fiestitas en casa de la vecina, con sus amigos y su compadre.  A mí no me importaba.  ¡Que se sacaran las ganas con ellas!  Pero hice mal.  Debí cuidarme.

EL MARIDO 
No sé qué me pasa, vieja.  Me siento mareado.

LA VICTIMA
Tenés que ir al médico, ya no podés seguir así.

EL MEDICO 
(En un círculo bien distante, aunque la acción debería ser bien naturalista, como si estuvieran uno al lado del otro.) Mire, señor, la cosa es muy grave.

EL MARIDO 
(Hablando con el médico desde su círculo.) No me asuste, doctor.  

EL MEDICO 
¿Ud. tiene esposa?

EL MARIDO 
Sí, doctor.  

EL MEDICO 
Va a tener que traerla a ella a que se haga unos análisis.

EL MARIDO 
No entiendo, doctor, ¿qué tiene que ver ella?

EL MEDICO 
Sus análisis de VIH han dado positivo.

EL MARIDO 
¿Y eso es grave?

EL MEDICO 
Ud. tiene SIDA.

EL MARIDO 
¡No joda, doctor!

EL MEDICO 
Y es posible que su esposa también esté contagiada.

EL MARIDO 
¡Pero qué dice! ¡Si yo soy bien macho, doctor!

EL MEDICO 
¿Ha tenidos relaciones sexuales fuera de su matrimonio?

EL MARIDO 
Claro, doctor, como Ud.  Perdone, doctor, Ud. sabe.  Uno es hombre.

El MEDICO
¿Cree que su esposa ha tenido también relaciones fuera de su matrimonio?

EL MARIDO
No, doctor.  Si yo me entero, la mato.

EL MEDICO 
¿Ha tenido Ud. relaciones homosexuales?

EL MARIDO 
No insista, doctor. Yo no soy marica.  Yo siempre tiro para adelante.

EL MEDICO
Lo que quiero saber es si se acostó con un hombre.

EL MARIDO 
Doctor, ¿quién en su vida no se ha cogido un puto?

LA VICTIMA 
¡Canalla!

EL MEDICO
¿Frecuenta prostitutas?

EL MARIDO
No, doctor, cómo se le ocurre.  Amiguitas, nomás.  Unas vecinitas muy alegres y eso es todo.

EL MEDICO 
Escúcheme bien.  Es necesario que su esposa se haga los análisis y que las otras personas que han tenido relaciones sexuales con Ud. también se hagan tratar.

EL MARIDO 
¡Pero Ud. está loco, doctor!  ¿Cómo me pide eso?

EL MEDICO 
Mire, es necesario saber si su esposa está contagiada.  De todos modos, tiene que empezar urgente a usar condón.

EL MARIDO 
¿Ud. que se piensa, doctor, que yo me la paso culiando putos?  Una canita al aire, y estaba borracho, ni sabía lo que hacía.  Y el guacho encima se aprovechó. Cuando lo agarre, va a saber quién soy yo.

EL MEDICO
Mire, tiene que calmarse.  Nada indica en las investigaciones que los homosexuales sean los únicos que trasmiten el virus.  Hay homosexuales sanos, que se cuidan.  Y también hay “vecinitas” que están contagiadas.  ¿Me entiende?

EL MARIDO
Esto es el colmo, doctor.  ¡Con lo que Ud. dice, voy a tener que usar condón hasta con mi mujer!

EL MEDICO
Efectivamente.  Será necesario que hable con su esposa, que la traiga al  hospital, que use condón y que, por favor, hable con todas las personas con las que haya tenido relaciones sexuales para que también vengan cuanto antes al hospital.

EL MARIDO  
Doctor, dígame una cosa, en confianza.  ¿Ud. usa condón con su mujer?

LA VICTIMA  
¿Cómo no me di cuenta? 

EL MARIDO 
Deberías tomar estas pastillas que me recetó el médico.  Dicen que son buenas para...para no envejecer tan rápido y para... tener una mejor calidad de vida...

LA VICTIMA  
Meses después le agarró un resfrío fuerte y se murió.  Pero no dijo nada.  Se lo veía caminar por todos lados como una sombra.  Ya no iba a la cancha, ni a las fiestitas de la vecina.   Meses después también yo empecé a sentirme distinta.  

ADELINA 
Lo que tenés que hacer es ir al médico y dejarte de joder.  

EL HIJO JULIAN 
Lo único que falta es que te mueras como papá, por un resfrío.

LA VICTIMA 
Fui al médico, y entonces me enteré.  Ahora veía todo claro.  La verdad, la verdad, la verdad es que yo estaba enferma de SIDA... ¡Canalla!  ¡Canallas, todos canallas!  Siempre he sido una mujer fiel.  A pesar de todas las porquerías que él me hizo, le fui fiel.  ¿Para qué?  ¡Claro, claro que tuve ganas con otros hombres!  ¡Pero me las aguanté!

EL CURA 
Así me gusta, hija mía.  Los hombres son hombres, y el trigo, trigo.  Ahora tienes que afrontar lo que te está pasando.  Y no digas de esto ni una palabra.  ¡A callar!  Tus hijos no deben saber nunca lo de su padre.  Tampoco de ti.

LA VICTIMA 
(Camina en círculos y, como los otros personajes, termina enredada en la tela de araña.) En este hospital hace frío.  Vaya a saber cuánta gente está muriéndose como yo.  Todos aquí estamos contagiados.  Todos estamos contagiados.  Doy vueltas y vueltas por este infierno de dolor y de desesperación.  Me falta la respiración.  Mis hijos me desprecian.  Desde que se enteraron de todo, me tratan de ignorante, de estúpida.  Pero Adelina tuvo ya dos abortos y Julián hace fiesta con los vecinos.  Mejor será morirme antes que ver el final.  Ya no vienen a verme.  Temen contagiarse.  Y no es sólo la enfermedad.  Ahora me doy cuenta que la enfermedad es casi lo de menos.  La plaga pasará, como todas las plagas, y yo estaré muerta, como tal vez siempre lo estuve, callada, como ausente, así, como dijo el poeta. 

APAGÓN


Copyright del autor.  Gustavo Geirola, 1999.